lunes, 7 de septiembre de 2009

LOS GIGANTES DE MENTIRA



Una vez, hace años, las playas eran de otros, los gigantes de mentira. Los de papel eramos nosotros, los pequeños. No teníamos sueños; teníamos plena consciencia de la hora del desayuno y del momento en que las playas quedaban desiertas. Y allí íbamos.

Nos reuníamos sobre la arena y cantábamos, y bailábamos, hasta la hora en que suponíamos ellos volverían. Ahí se armaban trifulcas, porque había pequeños de papel que siempre se querían quedar un rato más en la arena. Entonces suponíamos amenazas, sombras discretas que podían o no provenir de los gigantes de mentira, pero que estaban. Se dibujaban por detrás de los edificios. Había quienes se abrigaban en el mar, que a esa hora incierta se tornaba tibio. Las rondas se desperdigaban. Los cantos se esparcían como polvo por el aire, se filtraban entre las casas vacías que como redes los colaban contra los rincones. Quedaban resonando en la bruma y nosotros apartados unos de otros, desencontrados. Las huellas en la arena desarmaban el espacio finito en caminos inconclusos de ida sin vuelta. Algunos, rápidamente, se retiraban en grupos silentes. Mojados pequeños de papel, ayudados por otros para no rompernos, nos replegabamos en arrugados andares para achicar la resistencia de la partida. Al día siguiente volveríamos, aunque eso del todo nunca fuera seguro.
Los menos se quedaban hasta último momento, tentando la frontera indómita. Estos pequeños intentaban vibrar con el riguroso peligro de lo impredecible. Ver siquiera una sombra de gigante acercarse a lo que naturalmente nos pertenecía, la playa inmensa y fresca, los cielos peinados de estrellas, cielos sabios, viejos, y observadores. Cielos pobres y nublados, tirando gotas. Cielos cómplices de tanta inmensidad.

Una tarde supimos en el gesto que el tiempo se había terminado. Fuimos detrás suyo. Donde podíamos estar, quedamos: en el gozo y en el sueño. Espera. Interminable espera. Diseminados. Quedamos rotos. Idos en el compás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario